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EL PAÍS DE LA FELICIDAD FRENTE LA COVID-19

Según la Organización Mundial de la Salud, de los 5.000.000 de casos de Covid-19 confirmados en el mundo, solo 19 pertenecen a Bután, y 0 es la cifra de fallecidos del reino. Nada que ver respecto al resto, pero, al tratarse de turismo, lo que al resto del mundo le pase, también le afecta al destino. 

Concretamente, son India, América, China, Singapur, Tailandia, Inglaterra y Alemania los países de origen de la gran mayoría de los visitantes de Bután, por lo que, el destino está directamente influenciado por la situación de estos y las decisiones tomadas en ellos. Bután no tiene poder suficiente como para aportar en la toma de decisiones de sus mayores emisores, por lo que las medidas tomadas en cada país son completamente independientes al destino en cuestión (Tourism Council of Bhutan 2018).

Aunque Bután no cuente actualmente con problemas relacionadas con el virus, deberá de trabajar no en superarlo sino en no recibirlo. Esto es, en el momento en el que el sector turístico vuelva a ponerse en marcha, el destino deberá de estar preparado para evitar la llegada del virus a su territorio; manteniendo así la sociedad en una situación estable, además de asegurar la llegada de turistas junto con el incremento económico que ello trae. 

Esta pandemia dará un giro brusco en la forma en la que la demanda viaja, y por lo tanto la oferta deberá de hacerlo también en la forma en la que la recibe. Entre otros cambios, los primordiales serán el crecimiento de la demanda en destinos no masificados, búsqueda de destinos sostenibles, de naturaleza, de actividades de aventura en espacios al aire libre, mayor nivel de exigencia en cuanto a higiene, flexibilidad para cambios o anulaciones, miedo y desconfianza de estar rodeados de gente o a los espacios cerrados. Sin olvidar que los límites y las barreras serán mayores, debido a las prohibiciones de entrada y salida de ciertos países o la recesión económica, por la que la demanda no tendrá tanto dinero como para realizar grandes viajes (Travindy, 2020). 

A pesar de que todo lo mencionado anteriormente suene negativo, es una muy buena oportunidad para que los destinos turísticos de todo el mundo puedan replantear su gestión y así, poner fin al turismo masivo; cosa que Bután ya consiguió sistematizar desde sus inicios. Es por ello, que, quizás, Bután sea a partir de ahora referente en el sector. 

La cercanía será muy importante (no en cuanto al acercamiento físico sino a la transparencia); cara a construir una relación de oferta-demanda y demanda-oferta basada en la confianza. Para ello, el destino deberá de comunicar en todo momento la información de la situación en su país basada en fuentes como la Organización Mundial de la Salud, deberá de ser ágil y creativo a la hora de transmitir los valores, deberá de crear contenido nuevo sobre los recursos existentes, o quizás, deberá hasta crear nuevos productos (OMT, 2020).

Por un lado, pienso que Bután, como destino turístico, puede estar tranquilo, ya que cuenta con todo aquello que los turistas van a demandar a partir de este momento. Por otro lado, no creo que relajarse sea adecuado, ya que en nivel de exigencia de la demanda va a incrementar mucho. Además, tal y como la Organización Mundial del Turismo indica, la cercanía será elemento fundamental en la relación oferta-demanda y, Bután, cuenta con una gestión turística basada en intermediarios como Tour Operadores que, hasta ahora, le han permitido tener un control enorme en el destino, pero, quizás, sea hora de eliminar estos agentes de su sistema y establecer una relación directa con la demanda. 

Al eliminar un agente intermediario de su sistema, Bután no solo establecerá una relación directa y de confianza con la demanda, sino que, los ingresos quedarán en su totalidad en el destino y en los agentes locales, dándose por lo tanto un gran incremento en el nivel de vida de la población.

La única pega, es que el destino deberá de establecer un proceso de control que antes hacían estos intermediarios para que el sistema turístico del destino y su gestión sigan basándose en la sostenibilidad en sus tres grandes ejes tal y como lo hizo desde sus inicios. 

Según National Geographic “la recuperación dependerá de varios factores: cuándo abrirán las fronteras de los países, qué rutas volverán a operar, a qué precio, protocolos de seguridad…”. Asimismo, según Philipp Weghmann, los beneficiados serán los “destinos muy accesibles, próximos y a los que se pueda llegar en vehículo propio”. Deduzco así que Bután deberá de estar atento a las decisiones tomadas en aerolíneas que operen en sus destinos emisores mencionados al principio de este documento y, tras estudiar esa información, decidir si centrarse en promoción turística para volver a atraer esa demanda o, centrarse en el mercado nacional que, en este caso, trata de turismo interno, tanto el propio Bután como de la India. Sin olvidar que, la accesibilidad aérea a Bután es, por origen y características geológicas bastante complicada; por lo que Bután deberá de ampliar su oferta aérea, no en cantidad sino en cuando a relación con otros países.   

La promoción será otro factor importante cara a obtener todas las oportunidades posibles frente al Covid19. Se deberá de hacer marketing, no turístico sino de destino. Esto es, Bután no deberá de promocionar sus recursos, productos y atractivos, sino que, deberá de establecer y hacer uso de estrategias de gestión inteligente. 

Otra cosa es que Bután decida volverse a abrir al sector turístico viendo que su reino se encuentra en una buena situación de salud y arriesgarse a empeorarlo, o que decidan seguir adelante con su motor económico agrario. Sin olvidar que, un destino es destino si así lo deciden los turistas. Por lo tanto, el destino debe de trabajar en una gestión inteligente para ser considerado destino a partir del Covid-19. 

Toda esta situación de oportunidades frente al Covid-19, me hace plantearme el funcionamiento de todo el sistema turístico. Ya se ha dicho que esta situación es una oportunidad para evitar y hacer desaparecer el turismo masivo, pero, también es una oportunidad de replantear el ciclo de vida de los destinos. 

La evolución tomada por los destinos siempre ha permitido prever y trabajar con objetivos a corto, medio y largo plazo. Quizás es hora de cuestionarnos el modelo del ciclo de vida, ya que hasta ahora se ha podido prever, pero no se sabía si algún factor externo en la planificación podría cambiar las previsiones, a tantos niveles como llegando a parar el sector turístico. Esto es, Bután se encuentra en etapa de desarrollo, y se preveía su consolidación. Pero, ahora, el Covid-19 ha hecho que esa previsión tenga que ser completamente replanteada (Butler, 1989). 

Por todo lo aprendido hasta el momento tanto de Bután como de la gestión inteligente de los destinos turísticos, sé que la gestión turística no es fácil y que además no existe un manual que diga paso a paso cómo se hacen las cosas. Hay decisiones que en un destino funcionan, pero para otro destino no sirven, ya que las decisiones traen consecuencias y, en un destino no todo vale. 

Es por ello por lo que opino que las decisiones tomadas hasta el momento en Bután han sido correctas, consiguiendo evitar la propagación del virus. Ahora, es momento de dar otro paso: reactivar el turismo. 

El modelo de gobernanza, las políticas turísticas aplicadas y la gestión realizada le va a permitir a Bután tener un gran control sobre quién accede al reino y por lo tanto, tener la situación del Covid-19 totalmente controlada. Además, es mínimo el impacto que ha tenido el virus en el destino por lo que no tendrá problema a la hora de convertirse en atractivo turístico para cualquier demanda. Es más, si ya era uno de los destinos más deseados cara al 2020 sin la pandemia, ahora que las tendencias de la demanda han cambiado lo será más. 

De todas formas, veo necesario un certificado sanitario “Covid-Free” para poder ofrecer garantías a los países emisores en la relación de confianza oferta-demanda y demanda-oferta que mencionaba al principio de este documento. Bután podría establecer también restricciones más exigentes de las que cuenta actualmente, cerrando fronteras con aquellos turistas procedentes de países muy afectados o que todavía no hayan superado la crisis del Covid-19. 

Claro que, lo más seguro es que los movimientos entre países por ocio comiencen por destinos contingentes. Por lo que, India seguirá siendo, por mucho tiempo, el mayor emisor de turistas para Bután. 

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